¿Alguna vez has pensado en un plan para vivir tu vejez? Por más joven y fuerte que hoy seas, es ideal que te prepares para un futuro no tan lejano. El bienestar integral en la vejez
depende no solo de tener ahorros o una pensión, sino también las reservas de salud y energía para vivir dignamente esa última etapa de vida.
Pocas culturas en el mundo cuidan y honran a los viejos; en la mayoría, la vejez, el envejecimiento y los viejos son vistos incluso con desprecio, como si ser adulto mayor fuera en contra del ritmo acelerado que pretende sostener el mundo actual.
Es por ello que el comportamiento de muchas personas jóvenes es de total descuido y despilfarro de los recursos que servirán al llegar a cierta edad en la que merma, de forma natural, el funcionamiento óptimo de nuestro organismo, las fuerzas, las capacidades físicas y mentales, y la belleza.
Estudiosos del desarrollo y crecimiento del cuerpo humano aseguran que la salud no tendría que perderse en la vejez; sin embargo, caemos en enfermedades, mayormente en este período, por la combinación constante de los factores excesos-envejecimiento.
Cuando somos jóvenes nos sentimos tan vigorosos, que difícilmente nos detenemos a pensar que cada día envejecemos un poco (sí, desde que nacemos empezamos a envejecer sostenidamente), y que por esa razón nos convendría cuidarnos durante toda la vida con sana alimentación, sueño reparador, descanso oportuno, ejercicio regular y manejo equilibrado de nuestras emociones.
Los abusos que cometemos con nuestro cuerpo, principalmente en la adolescencia y juventud, aceleran el envejecimiento, aunque esto no es visible en esas etapas. Desafortunadamente, cuando llegamos a la prevejez, es hasta que el cuerpo nos cobra la factura.
Si fomentamos una consciencia y cultura de autocuidado, desde la infancia, nos generaremos una ancianidad íntegra en el futuro y también evitaremos el viejismo o discriminación a los viejos, misma que ha contribuido a que seamos cada vez menos conscientes de que la vejez es inminente, si es que vivimos hasta entonces.
¿Qué podría pasar si eludimos esa consciencia y cultura de autocuidado desde temprano? Que al llegar a la vejez seremos dependientes de que otros nos cuiden, nos alimenten, nos bañen, nos lleven al médico, etcétera; pues, nuestro cuerpo estará tan deteriorado y agotado, que no quedarán más fuerzas, ni ánimo para continuar por nosotros mismos.
Recordemos que dentro de la vejez también hay etapas y cada una de ellas tiene sus características muy particulares: Prevejez (55-65 años), vejez (65-79 años) y ancianidad (80 años en adelante); en ellas habrá o no calidad de vida, de acuerdo al estilo con que se haya vivido previamente.
En concreto, ¿Qué es la vejez digna?
Es vivir la última etapa de vida de forma autónoma y libre, pese a que ciertas capacidades físicas y cognitivas hayan disminuido. Es cuando no se padece de la dependencia de familiares y/o amigos; cuando no se está condicionado a las decisiones, acciones, tiempo, ganas y energía de otros; es evitar pasar los últimos años en soledad o recluidos en un centro de cuidados donde muy probablemente nadie quiere estar.
Seas adolescente o joven, piensa en tus hábitos actuales. ¿Son buenos o malos? Piensa en tu vida como un campo: lo que siembres hoy, lo cosecharás mañana. Si hoy maltratas tu cuerpo y tu mente con excesos, el día de mañana vivirás una vida sin reservas: estarás agotado y sin salud física, mental y emocional; eso lo tendrás que enfrentar en la vejez.
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